Me enamoré
de tus demonios castos.
Puritanos caídos.
Hambrientos de carne
y sedientos de devoción.
Tus ángeles predecibles
me aburren
hasta el hastío.
Me sedujeron tus pecados,
que no suplican,
ni piden redención.
Deseo que me estrujes,
hasta que escape de mí
el último aliento agonizante.
Con tus manos lascivas,
destrúyeme sin piedad,
perpetúa esta agonía.
Haz de mi cuerpo
tu templo maldito.
Con tus labios, consagra mi piel.
Y con tu saliva, bendice en oscuridad
mis venas.
Llévame
hasta tu cielo piadoso,
y luego arrástrame...
hasta tu impío infierno.
Que me devoren
las fieras que lo habitan,
hasta quedar expuestas
las esquirlas
de mis huesos.
Estoy enamorada de tu verdad,
que redime,
y asqueada de tu hipocresía,
que corrompe.
Confiésame al oído
lo que guardas con recelo.
No quiero tus cánticos envilecidos,
quiero tus alaridos virtuosos.
Juntos profanemos este mundo,
y hagamos de este infierno—
nuestro paraíso bendito.
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Anahi AlMi | Creación propia | Obra registrada | 23/07/2025